lunes, 21 de diciembre de 2009

La enfermedad de Charles Darwin



La misteriosa enfermedad que acompañó durante 50 años la vida de Charles Darwin, padre de la biología evolutiva, podría tener al fin un nombre y apellido. Para John Hayman, profesor asociado de la Universidad de Monash en Australia, se llama Síndrome de Vómitos Cíclicos.

Todo para el naturalista inglés comenzó días antes de que zarpara a bordo del mítico barco HMS Beagle. Corría el año 1831 y ya padecía de frecuentes episodios de palpitaciones y dolores en el tórax. En sus anotaciones, Darwin comentó que: “No consulté a ningún doctor, porque no quería arriesgarme a que alguien me bajara del viaje”.

En alta mar las cosas se pusieron un tanto peor, ya que sufrió crisis recurrentes de nauseas y vómitos que lo mantuvieron incapacitado durante días. La enfermedad continúo luego de su regreso a Inglaterra en 1836.

Mientras Darwin analizaba toda la información recolectada durante su travesía marina, un cortejo de síntomas crónicos y recurrentes tales como nauseas, vómitos, dolor abdominal, debilidad, palpitaciones y dolores de cabeza lo confinaban por el lapso de algunos días a un cómodo sofá. En algunos brotes, además se agregaba un eczema en la piel que en forma inexplicable aliviaba los síntomas.

Darwin no rehusó a conocer la opinión de los médicos de la época, sino que por el contrario buscó sin cesar una cura para su mal. En 1849 luego del fracaso con otros tratamientos indicados, decidió consultar al doctor James Gullys quien desde el condado de Worcestershire, en Inglaterra, proponía al agua fresca como cura para todo mal. Las cosas no mejoraron demasiado.

Según afirmó Hayman, en un artículo publicado en el último número de la revista British Medical Journal, a lo largo de los últimos años numerosas especulaciones giraron en torno a la salud del naturalista.

Para algunos médicos sólo se trato de un hipocondríaco. Mientras que otros, creyeron ver en Darwin a una persona que padecía Chagas, que estaba intoxicada con arsénico o con una enfermedad del oído conocida como Síndrome de Meniere. Los psicoanalistas en tanto consideraron que los síntomas respondían a ira reprimida contra su padre.

El síndrome de vómitos cíclicos afecta al 2 % de la población. Es frecuente de observar en niños pero también fueron reportados algunos casos en edades adultas. Consta de tres fases bien delimitadas: una fase inicial que incluye palpitaciones y sudoración, seguida de una fase con nauseas y vómitos y finalmente una fase de recuperación. El tratamiento generalmente apunta sólo a mejorar los sintomas.

Darwin murió a los 73 años por causas no relacionadas con este padecimiento. A 200 años de su nacimiento, el héroe de la selección natural al fin parece que tendría un diagnostico.

Imagen: Flickr