martes, 14 de febrero de 2012
La única lucha que se pierde es la que se abandona
Para los científicos las fronteras en la ciencia existen solo con la finalidad de superarlas. Son zonas febriles e hipertransitadas por soldados de una disciplina condenada al éxito. Todo allí es cuestión de tiempo. El tiempo que demanda crear algún modelo que explique mejor el fenómeno estudiado, el tiempo que consume hacerse experto en las tácticas del ensayo-error.
Un científico nunca cree en los problemas sin solución. Si no se llegan a los resultados esperados, todo se debe a que las cosas están mal planteadas. Luego pule su metodología, incorpora otras herramientas.
Un buen científico sabe como apartar de su camino preconceptos o ideas previas erróneas. La luna tiene cráteres, el telescopio no miente. No importa ya demasiado que no sea perfecta como decía el filósofo griego Aristóteles. Todo buen investigador nunca niega lo ignorado, no teme a lo desconocido.
No empobrece su ciencia. Según el epistemólogo Gaston Bachelard, muchas veces aprende por medio de una dura lucha entablada contra saberes previamente adquiridos. Se ve obligado a desgarrar ese velo que no permite acceder a un nuevo y mejor conocimiento.
No le queda otra opción que ser tenaz y valiente. Thomas Kuhn, otro conocido epistemólogo, avisó que las cosas en ciencia se gestan al golpe de revoluciones científicas. En el campo de batalla contra la ignorancia la única lucha que se pierde es la que se abandona.
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