sábado, 16 de enero de 2010

Algunos dinosaurios eran venenosos



De los dinosaurios parecía que estaba todo dicho, ya que en los últimos años demasiado se habló acerca del gran cráneo y las poderosas patas traseras con las que desplegó su ferocidad en el cine y en la vida real el Tyrannosaurus rex, así como también mucho se comentó acerca de los tres cuernos con los que contaba el voluminoso Triceratops. Pero como bien ya se sabe, en ciencia nunca está dicha la última palabra y para los científicos los registros fósiles constituyen verdaderos yacimientos de nuevos cocimientos. Uno de esos esqueletos, correspondiente a un animal menos mediático y pariente de las actuales aves llamado Sinornithosaurus, acaba de revelar algo que estaba aún oculto: algunos dinosaurios eran venenosos.

Un grupo de investigadores chinos y norteamericanos liderados por Enpu Gong, armados sólo con microscopios binoculares y una cámara fotográfica metieron sus cabezas en las fauces mismas del dinosaurio. Sus conclusiones fueron publicadas en el último número de la revista de la Academia Nacional de Ciencia de los Estados Unidos (PNAS).

A los científicos les llamó la atención los largos dientes maxilares que poseía Sinornithosaurus. Sus formas, salvando las distancias, se parecían mucho a los colmillos de las víboras. También pudieron observar la presencia de surcos en la cara externa de los dientes que creen que cumplían la función de transportar el veneno directamente a la herida de la infausta presa. Por último, detectaron una fosa situada en la cara lateral del hueso maxilar. En esta fosa, que no había sido previamente descripta y luego bautizada como subfenestral, aseguran los investigadores que se alojaba una glándula que constituía un verdadero reservorio de veneno.

Según los expertos, Sinornithosaurus era un predador que se alimentaba habitualmente de pájaros. Usaba sus largos colmillos para atravesar las plumas y la piel de sus víctimas. Luego un estado de shock, gracias a la inoculación del veneno, se encargaba del resto

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