En los últimos quince años el trasplante de riñón en niños
ha evolucionado de tal manera que su indicación en la actualidad genera menos complicaciones en comparación con los
adultos que reciben dicho órgano. Algo que no fue siempre así, y al que se llegó entre otras cosas gracias a
un perfeccionamiento de cuestiones técnicas vinculadas a la cirugía y a un
mayor entendimiento de la inmunología pediátrica.
Un niño no es un adulto en miniatura suelen decir los pediatras.
Coincide Vikas R. Dharnidharka, médico de
la universidad norteamericana de Washington, en una revisión de trasplante
renal pediátrico publicada recientemente en la revista New England Journal of Medicine. Para Dharnidharka, si bien tanto adultos como niños comparten parámetros de control clínico, y hasta medicamentos antirechazo, la especialización en el manejo ha sido
responsable del rédito.
Diferentes enfermedades
renales
Las patologías que llevan a un niño a diálisis y trasplante
renal no suelen ser las mismas que ocurren en la población adulta. Diabetes e
hipertensión arterial lideran las estadísticas globales en adultos, mientras
que las malformaciones congénitas y en
países como Argentina el Síndrome
Urémico Hemolítico –un cuadro desencadenado por una infección bacteriana-
cobran mayor peso entre los infantes.
La profundización en
el conocimiento de la evolución de dichas patologías ha permitido a los médicos
determinar el momento oportuno para
recomendar un trasplante renal. Un niño con enfermedad renal avanzada o
terminal suele ser un paciente con una
marcada disminución en la calidad de vida. Con alteraciones en varios sistemas,
trastornos en el desarrollo y pérdida de la autoestima. Un riñón sano recibido a tiempo logra retrotraer en gran
medida dichas complicaciones.
Inmunología pediátrica
La inmunología es una disciplina de la medicina que cobra
vital importancia durante el proceso de trasplante renal. Numerosos estudios dilucidaron cuestiones tales como la preferencia de edades
más tempranas de los receptores para aminorar las posibilidades de rechazo
inmune o la necesidad de que los infantes tengan completo el calendario
obligatorio de vacunación antes de la cirugía. Las vacunas minimizan el riesgo
de aparición de infecciones graves desencadenadas por la obligatoria inmunodepresión
posterior al trasplante.
El progresivo desarrollo de medicamentos inmunosupresores – aquellos que inhiben el
sistema inmunológico con la finalidad de evitar un rechazo del órgano- ha sido desde un comienzo central en el éxito
de esta práctica. El mayor conocimiento
de mecanismos de acción, del comportamiento de los fármacos en su paso por el
organismo, también de interacciones con otros medicamentos y reacciones
adversas, ha permitido diseñar esquemas
de tratamiento ajustados a la población pediátrica.
Según algunas estadísticas el porcentaje de niños con rechazo
agudo –dentro del primer año postrasplante-
ha caído gradualmente desde un 55% a fines de los ochenta en países
desarrollados. Actualmente el 10% de los que reciben un riñón de un donante
vivo experimentan un rechazo agudo en esos países. En la población pediátrica el
rechazo agudo suele ser predictor de rechazo crónico y de pérdida del injerto
renal.
Cirugía en evolución
Por el lado de la cirugía los avances también han sido
notorios. Como resultado: nuevas técnicas quirúrgicas con donantes vivos o cadavéricos
y procedimientos con menos complicaciones postoperatorias. Por
ejemplo la factibilidad de no depender estrictamente de una compatibilidad de tamaño
renal entre donante y receptor ha permitido incrementar el número de donantes. También
por supuesto disminuir los tiempos en lista de espera para trasplante de órganos.
En la Republica Argentina según el Instituto Nacional Central Único
Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) existen cerca de 30 centros en
donde se realizan trasplantes renales pediátricos. Se encuentran distribuidos en Buenos Aires y varias
provincias argentinas. El último en sumarse a la lista en julio pasado fue un
centro de Mar del Plata. Allí Tobías, un niño de 8 años, por fin dejó de ver tres veces por
semana a la máquina de hemodiálisis.
Imagen: Flickr/winnifredxoxo
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